Por Horacio Corro Espinosa

Foto: Realidad Oaxaca

Tú a quién le vas o con quién estás: ¿con melón o con sandía?

En verdad la gente no es tonta. Por muy honorable que sea el declarante, si dice una mentira la gente lo nota, se da cuenta. Si tienes al expositor enfrente, inmediatamente te darás cuenta si lo que te está diciendo es verdad o es mentira. Esto se puede descubrir por su mirada, por sus movimientos de los ojos, o si no lo ves pero lo escuchas, entonces lo puedes descubrir por su voz. No hay necesidad de que alguien te explique. Uno mismo lo sabe.

Ayer, el sacerdote Alejando Solalinde Guerra, declaró que el Obispo de la diócesis de Tehuantepec, Oscar Armando Campos Contreras, le dijo que le quitará el albergue «Hermanos del Camino», ubicado en Ixtepec, Oaxaca. Lugar donde se les da atención a los inmigrantes centroamericanos que ingresan ilegalmente a territorio mexicano.

Por otro lado, en entrevista al Obispo de Tehuantepec, aclaró que nunca hizo tal declaración como la de retirar al sacerdote Solalinde de la administración del albergue. Aseguró que le ofreció una parroquia de la Diócesis para que trabajara en ella.

El Sacerdote Solalinde dijo que entregará el albergue, más no la misión porque ésta es intransferible. «ésa no se la puedo dejar a nadie» expresó.

Y es cierto. El Sacerdote Solalinde, lo que dijo, para los que no lo entendieron, déjenme explicárselos: que así como nuestro cuerpo tiene muchos miembros, no todos los miembros tienen la misma función. En este caso, si ponen a otra persona de la iglesia católica en el lugar que en este momento ocupa Solalinde Guerra, quién asegura que desempeñará correctamente esa función. Quién asegura que superará su desempeño. Hay que decir que no todos servimos para todo. Cada uno de nosotros sirve para determinadas cosas.

Dios puso en cada uno de nosotros dones diferentes. Si alguien tiene el don de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría.

Tal vez el Obispo de Tehuantepec, Oscar Armando Campos, no sabe de los dones y por eso no reconoce en el encargado del alberque que en verdad tiene dones. El mismo Sacerdote Solalinde lo dijo ayer: Esto de atender a los migrantes no es mío, es por encargo de Dios.

El obispo asegura que termina la tarea de Solalinde, y que desde lugo, existe un agradecimiento hacia él por posesionar la labor humanista.

Al decir «la labor humanista» no reconoce los dones de Dios. En sus palabras no hay sabor espiritual.

A poco nunca ha leído esas palabras de Dios donde dice: Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad. Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.

De entre todas las palabras de Solalinde hay unas que en verdad cimbran: Con mi renuncia al albergue, se materializa lo que querían políticos y delincuentes.

Yo creo que no le queda otra cosa al sacerdote Solalinde, más que orar. O como dice la Biblia: Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque

está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta.»

No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.